domingo, 4 de septiembre de 2011

Bebe.


Historia para reflexionar un poco de lo que hay y lo que no debe haber, espero ser de ayuda.
*Toqué con mis dedos el frío cristal de su ventana... Me sentía rara, aún tenía esa sensación de impotencia metida en el cuerpo y que muy difícilmente podría lograr olvidar. Golpes, gritos…. Me estaba volviendo loca, pues ya no podía parar de oirlos por todas partes. Varias lagrimas bajaron por mis mejillas, y un grito ahogado se escapó de lo más profundo de mi alma. ¿ Cómo había podido hacerme eso? ¿ Por qué? No lograba entenderlo, siempre había pensado que no llegaría... pero no… Yo sólo había sido su mentira, pero sobre todo...su mierda, como si fuera un simple objeto que se pudiera utilizar. Aún me sentía frágil, y en cierto modo, idiota, sí, idiota por haberme dejado pegar, por haber dejado tratar de aquella manera, por haberme tragado sus palabras, pero lo que más me dolía, era recordar que ella aun le creía cuando le decía que le quería. Idiota, idiota de mí… 
La impotencia de ver como pasaban los días, uno tras otro, y mis lágrimas no cesaban... no cesaba él. Yo tenía suerte, en cierto modo, pues como se me da bien escribir y tengo imaginación me creaba un mundo aparte, lejos de él, lejos de todo...
Tantas veces me encerré en mi cuarto, suspiré hondo, conté hasta diez, me sequé las lágrimas y salí a sonreirle, como si nada hubiera pasado, mientras él, volvía a levantarme sus sucias manos... 
No me atrevía ni a hablar, se me trababa la voz y confundía eso con arrogancia...una arrogancia inexistente que era erradicada con ese bofetón...
Lo contaba a los más cercanos... ellos simplemente, se quedaban pálidos, y lloraban junto a mí... a veces, nisiquiera me salían las lágrimas y a ellos sí, era totalmente frustrante.
Cuando explicaba aquellos momentos, se reafirmaban en no beber para no convertirse en ratas como él... yo ya sabía que no tenían ni idea, y que, con el tiempo, aquellos golpes se convertirían en algo absolutamente normal y cuando hablase sobre aquello, simplemente me mirarían con semblante serio, yo en mi mente, sólo pensaría lo triste que algo tan duro se acabe volviendo rutina para todos, para mí...
Tantas veces se han reido cuando he dicho que en mi vida he bebido y que no pienso hacerlo...
-No pienso emborracharme nunca, odio el alcohol...
+jajajajajaj, pero que dices!! ya hablaremos cuando no te puedas ni mantener en pie!!
- ...
Millones de veces...
-Dios, y yo bebía de esa manera... me siento fatal...
+Se te pasará..
-No, no pienso beber, no quiero ser un mierda como tu padre...
+Me alegro...
Odio el alcohol a muerte, lo odio a él... se me estremece el cuerpo sólo con pensar en volver a sentir su mano vacía y sin sentimiento en mi cara...No me vas a volver a tocar nunca.
Quizás la causa de mi mayor sufrimiento sea la causa de su mayor sufrimiento...asinque bebe, bebe y rebienta...
Querido papá.

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