jueves, 25 de octubre de 2012

De nada sirve ni escribir.

Una lágrima cae al vacío de una hoja rebosantes de motivos.
Un instante cerrando los ojos para escuchar un delirante latido.
Un millón de gotas, únicas sabedoras de todos mis instintos.
Una voz rota que desconcierta cada sentido.
Unas semanas eternas de las que yo no quiero ser testigo.
Un desvelo inmenso que te abraza con cariño.
Unas ganas que se desvanecen entre tus suspiros.
Un corazón inaccesible por no tener música, sino ruido.
Un 'te mereces el cielo', un 'te echo de menos'.